UNIDAD PARA DEFENDER DERECHOS Y CONQUISTAR NUEVOS.
PUNTO DE VISTA DESDE EL AULA DE CLASE
UNIDAD PARA DEFENDER DERECHOS Y CONQUISTAR NUEVOS.
Máster Robay Libias Cabello
No existe profesión más unida a la problemática de la sociedad, al mundo de las personas de a pie como la del profesor. Seguramente por eso una encuesta realizada hace algún tiempo arrojó que el profesor era uno de los profesionales que merecía mayor confianza de la gente, junto a los médicos y sacerdotes. Sin duda, ello nos prestigia pero también constituye una responsabilidad muy grande que hay que conservar cada día y por siempre.
El profesor de antaño estableció lazos demasiados sólidos con el contexto sociocultural donde trabajaba; así el profesor y la escuela devinieron en instituciones que merecieron confianza, gozaron (aun gozan) de prestigio y respetabilidad. El profesor en el medio rural era, por ejemplo, también el médico, el cura y el asesor de la comunidad, entre otros. Era, sin duda, el patriarca del pueblo.
Un buen profesor tiene tal ascendencia social casi imposible de lograr por otro profesional, con todo el respeto que me merecen. Si un profesor convoca a una reunión del Comité de Aula con toda seguridad tendrá una asistencia de casi el 100% de padres y madres de familia. Y si uno de los acuerdos tienen que ver, por ejemplo, con el mejoramiento de algún espacio de la escuela o el aula para favorecer mejores aprendizajes de sus hijos con seguridad también asistirán a la faena casi el 100% de padres y madres. Este potencial social estratégico que tiene el magisterio ha sido muy descuidado y sería bueno reflexionar al respecto, ahora que estamos en huelga y donde se necesitan de aliados leales, firmes y combativos. El magisterio sería la vanguardia pero nuestros aliados estarían allí, cumpliendo el rol que les corresponde, porque entienden que la lucha por una educación de calidad también es una lucha de la sociedad, de la familia.
Soy un convencido que el arma esencial de un profesor es el ejemplo, ejemplo en todo, sobre todo en el aula de clase. Difícil rol, pero ese es el norte y punto. Junto a ello debemos tener en una mano el libro de la preparación, la práctica pedagógica fecunda del día a día, valores, el mundo afectivo sólido y en su lugar; especialmente los ideales, las convicciones, los principios y la ternura. En la otra mano debiera estar el sindicato, cual escudo de acero, vigilante las veinticuatro horas del día, de frente único, democrática y lista para defender con todas las armas legales, -hasta con lo imposible- si se atropella el derecho de un profesor. Debe ser el mejor compañero, el más fraterno, leal y de absoluta confianza; como decía Francisco de Quevedo: “El amigo ha de ser como la sangre que acude luego a la herida sin esperar que le llamen”.
Si se revisan algunos textos básicos sobre el punto del gran pensador José Carlos Mariátegui se concluye que la convocatoria de ahora, de este momento es la UNIDAD, factor clave si se quiere alcanzar la atención al Pliego de Reclamos que se enarbola en la presente huelga. En la coyuntura deben “caer espontáneamente todas las barreras que diferencian y separan… Que no empleen sus armas ni dilapidan su tiempo en herirse unos a otros, sino en combatir el orden social, sus instituciones, sus injusticias…”. En su mensaje al Congreso Obrero afirmaba “…no hay que desconfiar del instinto de las mayorías. Las masas siguen siempre a los espíritus creadores, realistas, seguros, heroicos. Los mejores prevalecen cuando saber ser verdaderamente los mejores”. Luego agregaba “Ninguna obra humana es posible sin la mancomunidad llevada hasta el sacrificio de los hombres que la intentan”. El resaltado es nuestro. Sobran comentarios.
La UNIDAD DEL MAGISTERIO debe ser ahora, más que nunca, el pendón que flamee victoriosa por avenidas y calles de Lima. Unidad es el grito de combate del maestro de base. Unidad, cual puño de acero, como única garantía del éxito de la huelga. Hacer lo contrario sería como viajar sin conductor en el tren bala directo al vacío. Unidad para defender derechos y conquistar nuevos, no para perderlos. Unidad. El diccionario Encarta define así unidad: “Propiedad de todo ser en virtud de la cual no puede dividirse sin que su esencia se destruya o altere”.
Quien la socave que asuma su responsabilidad ante el país, quien lance piedras contra ella o contra cualquier inocente que sienta el dedo acusador de la historia, la censura y rechazo de quienes le dicen no la autodestrucción.