ya acabó su novela

Educación en debate

Publicado: 2012-08-20

EDUCACIÓN Y NUEVA LEY MAGISTERIAL EN EL CENTRO DEL DEBATE.

Máster Robay Libias Cabello

Pronunciamientos de diversas personalidades respecto a la problemática educacional del país caracterizan el debate de la presente coyuntura política. Comenzó con la alusión hecha por el presidente en su discurso de fiestas patrias, continuó con la propuesta de “Ley de Desarrollo Docente” planteada por la titular del sector; luego vino la aprobación por el Consejo de Ministros de una “Ley de Reforma Magisterial”, hecha llegar al Congreso en la primera semana de este mes.

La verdad es que mantener al magisterio nacional dividido por dos leyes era insostenible, hecho único en el mundo. A la lamentable división del magisterio se sumaba ahora la división patrocinada desde la cúpula del poder gobernante. Las estadísticas indican que un total de 53 613 ingresaron a la  Ley 29062; de los que 28 646 eran docentes nuevos y 24 966 pertenecían al régimen de la Ley 24029 y su Modificatoria 25212. Así 282 000 docentes, es decir la inmensa mayoría del magisterio nacional  permaneció con sueldos congelados desde el 2006, con una remuneración de hambre de alrededor 1 200 nuevos soles.

Tiempos aquellos en que por razones políticas la Ley de Carrera Pública Magisterial fue impuesta en plena huelga magisterial en el 2007, días en que el mandatario Alan García afirmaba que los docentes éramos “come echados”, olvidando sus afirmaciones de campaña en el que precisaba que provenía de una familia en el que su señora madre era también maestra, momentos en el que el discurso meritocrático ocupaban las primeras planas en los medios de información social.

Bienvenida la meritocracia real, no aquella que se compra y vende como un bien cualquiera en la bodega de la esquina. Bienvenida la meritocracia entendida como una de las columnas vertebrales a partir del cual se operen transformaciones cuantitativas y cualitativas en el desempeño del docente, cuyo cimiento se afirme  en más y mejores aprendizajes de los alumnos en todo nivel y ámbito, especialmente en el medio rural. Bienvenida la meritocracia, pero no solo en el terreno del magisterio sino también en los niveles de gobierno en el que por lo general alguien accede a un cargo gracias al apoyo de las élites gobernantes pisoteando criterios meritocráticos que afirman defender. Pareciera ser esta un discurso meritocrático con intencionalidad política perversa.

El Estado, diremos mejor los gobernantes, absolutamente todos (en mayor o menor medida) tienen una deuda histórica con el magisterio. No se pretenda ahora echarle la culpa de todos los males de la educación nacional. Hay responsabilidad y nunca será tarde para asumirla en su gran y verdadera dimensión. La nueva ley magisterial no resolverá los grandes problemas de la educación pero sin duda significa un pasito hacia adelante. La ley que el país necesita, esa que debe estar articulada a los grandes objetivos de desarrollo de la patria aun sigue esperando por la ignorancia de politiqueros que solo gobiernan pensando en  las elecciones de mañana.  Parecen sonar fuerte las palabras de Enrique Sardial Porcela: “El que no se atreve a ser inteligente, se hace político”.

Al mismo tiempo cuán actuales las afirmaciones del lingüista Noam Chomsky cuando en la sétima y octava de sus “10 estrategias de manipulación mediática” afirma que “…La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad, promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto”.

Si queremos una educación mejor aprendamos de los mejores, de aquellos que muestran adelantos significativos; miremos nuestra historia para aprender lo bueno y lo malo de ayer; y con una visión de país asumir el reto de darle a las generaciones actuales y venideras de estudiantes la educación que la sociedad nacional reclama, desde el nivel básico hasta la universidad.

En este contexto resulta sorprendente cómo cierto sector recalcitrante se muestra reacia y pretende liquidar esta tibia mejora de la ley magisterial o en todo caso censurar a la Ministra Patricia Salas quien, es bueno decirlo, ha tenido el valor de ganarse el pleito  de la educación. No debe pasar  esta intentona miope, mediocre, mezquina de quienes quisieran mantener como único norte para la patria sus  privilegios, ganancias aseguradas, desigualdades e inequidades de toda índole. Este es el Perú exitoso que proclaman todos los días por sus medios. El país, especialmente el magisterio debe estar vigilante las veinticuatro horas. Volveremos…


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