HERIDAS,    SUPERACIÓN Y LA DIALÉCTICA COMO DESARROLLO

Luz de Victoria Libias Méndez

¿Qué razones tan hondas y muy personales pueden llevar a una adolescente de catorce años escribir en estos términos? Lo valioso es que nuestra colaboradora superó y comenzó a construir su camino. Bien por ella. Hay muchos y muchas que no lo logran. Sirva esto como ejemplo. (N. de R.)

Después de haber sufrido tanto, una mañana solitaria cuando el sol no se dignaba salir y los pequeños pajarillos acurrucados en su nido acogedor dormían un minuto más. ¡Despertó! Aquella señorita con la cabeza gacha, no estaba más. ¡Se encontró! ¡No estaba herida! ¡Cambió! Los golpes de la vida la forzaron a cambiar, a buscarse y… ¡Se encontró!… ¡Se encontró!… En aquel rincón oscuro… donde sólo quedaba un destello de luz, de un amor propio que algún día tuvo y que se fue en un parpadeo.

Ella se levantó, aprendió a caminar sola. ¡Tuvo que aprender! Aprendió a seguir adelante, a no rendirse, a ser perseverante, a luchar… pero también aprendió a no llorar… esos golpes la marcaron, dejaron profundas llagas, heridas, cicatrices… dolor… Y quizá logró borrar el amor, inherente a su esencia.

Emigró a lugares lejanos, quería apaciguar la ira. Calmar el dolor, el sufrimiento… el rencor… sólo quería sentirse en paz, sentirse a sí misma, sentir a los demás y olvidar.

Tuvo que aprender a confiar, a entregar un poco de ella. Fue difícil pero lo logró… nuevamente aprendió a llorar… por primera vez en tanto tiempo ¡lloró!, lloró de alegría, lloró de ira, lloró de tristeza… y… y las lágrimas caían misteriosamente al abismo… ¡se desahogó!... regresaron a ella los sentimientos reprimidos en lo hondo de ese pequeño corazón… ¡lloró!, lloró y encontró el camino de regreso… se enfrentó a sus temores más grandes… la humillación, la indiferencia, el egoísmo, la mezquindad… ¡los venció! ¡Y no fue fácil! Ahora sus ideales estaban bien enmarcados y fundamentados, eran muros sólidos que no se pueden derrumbar, se superó ante las críticas malas, en algunas buenas ¡Triunfó! Porque  quiso triunfar, superó todas las adversidades, la indiferencia, el egoísmo, los obstáculos no la detuvieron… y… ¡Lo logró! ¡Se superó! ¡Sobresalió!

¡Se encontró al fin! Y no tuvo miedo de mostrarse tal cual era en realidad, no se reprimió más y la aceptaron porque ahora sí, era auténtica… construyó su camino…